Gente que me apoya

martes, 31 de mayo de 2011

Y así se quedo..

Llegamos a la plaza, nos sentamos en el banco de siempre, bajo el pino. Él estaba serio y eso no es muy común en él. Y yo estaba mas yo que nunca. Ni tímida, ni callada. De golpe empezó a hablar de cosas que no tenían sentido, entonces supe que estaba nervioso. Me dijo que era muy linda, que creyera en su gusto, que era inteligente, que lo hacía reír y lo hacia sentirse bien, que tenía que aprender a soltarme más, porque casi nadie me conocía verdadera mente. Yo estaba roja como un tomate. Él miraba hacia delante. O sea, no me miraba a los ojos, Yo también miraba para adelante. Pero en algún punto de su discurso lo empecé a mirar a él. Su oreja, su pelo, sus pestañas largas. Y el sintiéndose observado giró su cara y me miró. Nos miramos. Teníamos las narices a tan poca distancia que pensé que con un leve movimiento podíamos rozarlas. Pero lo más impresionante eran los ojos. Mis ojos, los suyos. Mis ojos en los de él. Sus ojos tenían mi cara dentro. << Te quiero >>, me dijo. Y me besó. Me rozó los labios. Y lo único que sentí fue un cosquilleo. Cuando paro, yo estaba paralizada, estaba insegura pero tranquila. Él me seguía mirando con los ojos marrones. Me sacó el pelo de la cara, y me besó otra vez. Después me miró y volvió a decir: << Te quiero >>.  Estaba nerviosa y tenía el cuerpo frenético, aunque estaba contenta y feliz. Él me agarró las manos entre las de él. Mucho más grande que las mías. Y así se quedo. Mirando para otro lado.



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